Las pseudogestaciones o como son más conocidas, los “embarazos psicológicos”, se presentan con gran frecuencia en las perras enteras, tras el periodo de celo. Se trata de un trastorno que crea gran preocupación en los propietarios, fundamentalmente por los cambios en la conducta de la hembra. Aunque existen muchos tópicos en relación con este trastorno, como veremos después no es realmente una patología, sino más bien una característica del ciclo sexual de la perra.
El ciclo sexual de la perra tiene algunas características bastante diferentes de otras especies domésticas como son el tener una fase de reposo entre ciclo y ciclo, el durar lo mismo un ciclo tanto si existe gestación como si no, y el tener un aumento de una hormona denominada “progesterona” aunque no se produzca la fecundación. En las hembras de otras especies, tras un ciclo no fecundado aparece el siguiente, por ejemplo cada mes, desapareciendo los ciclos durante muchos meses si se produce una gestación, algo similar a como sucede con las mujeres. La progesterona es la hormona que protege la gestación y su aumento se produce, si exceptuamos a la perra, sólo ante la fecundación y durante todo el tiempo que dure la preñez. Esta progesterona elevada es una característica muy peculiar de la perra.
En la perra el ciclo estral se compone del “anestro” o fase de reposo sexual (2-4 meses), el “proestro” y “estro” que se corresponden con el celo (de 15 días a un mes) y el “diestro” o “metaestro”, que es la fase de predominio de la progesterona (2-3 meses), tanto si hay gestación como si no. La disminución de la progesterona se produce de forma gradual en los ciclos sin fecundación y de forma brusca en el caso de existir gestación, estimulándose la producción de “prolactina”, que es una hormona que estimula el desarrollo mamario y la producción de leche; así como la conducta de “cuidado de los cachorrros” relacionada. Aquí encontramos la explicación de las pseudogestaciones, ya que en estas perras, aunque no exista gestación, se produce una caída brusca de la progesterona, lo que origina los signos parecidos a un parto y a los de la consiguiente lactación y cuidado de los cachorros.
La pseudogestación puede manifestarse de múltiples formas como son el desarrollo mamario, la lactación, trastornos en la conducta, cuadros leves de diabetes, etc. Por efecto de la prolactina las mamas aparecen turgentes, más voluminosas, pudiendo producir leche o un suero de aspecto claro. En muchas ocasiones la producción de leche es muy abundante, requiriendo tomar algún tipo de medidas. Los trastornos de la conducta pueden ser muy variables incluyendo un mayor nerviosismo, conducta de “hacer nido”, escondiéndose en sitios protegidos como debajo de las camas o en el interior de armarios, adoptan objetos (muñecos, pelotas, trapos, etc.) como cachorros, pueden gemir de forma lastimera, especialmente por las noches y en muchos casos aparece una clara conducta agresiva de protección de los supuestos cachorros. En algunos casos aparece también un aumento de la sed y de la cantidad de orina emitida como consecuencia de ciertos cambios endocrinos que se producen en esta fase y que se corrigen posteriormente.
Algunas investigaciones, lejos de considerar esta peculiaridad como una patología, lo consideran como un mecanismo evolutivo de los cánidos. En los lobos, como antecesores de nuestros perros y animales sociales por excelencia, se ha podido ver que cuando la loba mayor de la manada tiene una camada, las otras lobas vacías pueden presentar pseudogestaciones, con lo que colaboran en el amamantamiento y cuidado de los cachorros de forma conjunta, existiendo más posibilidades de que estos cachorros salgan adelante. Se trataría por tanto de un mecanismo que asegura la reproducción de los mejores individuos del grupo.
La pseudogestación en principio no necesita tratamiento ya que los síntomas, si son leves, desaparecerán por sí solos con el paso de los días. Existen sin embargo algunas situaciones en las que es preferible administrar medicación y son, por un lado, la excesiva producción de leche que pueda ser causa de mastitis, y por otro los trastornos de conducta muy marcados, que hagan a la perra molesta para los propietarios y en especial, ante conductas agresivas. El tratamiento consiste en un grupo de medicamentos denominados “antiprolactínicos”, es decir, contra la hormona prolactina, que existen específicos para perras y que nuestro veterinario podrá recetar. En el caso de graves trastornos de conducta pueden ser utilizados además los “ansiolíticos”. La pseudogestación puede que se repita en celos posteriores y la única prevención eficaz es la castración de la perra.
Según distintos estudios, no está muy claro que exista relación entre la manifestación de pseudogestaciones y la aparición de tumores mamarios u otras patologías del aparato reproductor femenino, aunque cada vez se apunta más a ello. Por supuesto que cruzar a la perra y que tenga una camada vale de nada, como habitualmente suele afirmarse. La pseudogestación es una peculiaridad relativamente normal en la perra que debemos conocer para diferenciar de otros trastornos y poder tratarla si fuera necesario. Una vez más la esterilización puede ser una muy buena alternativa si no pensamos criar con nuestra hembra.
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