El “golpe de calor” es una alteración de enorme gravedad, en la cual el aumento de la temperatura corporal puede provocar múltiples daños en el organismo, e incluso y con frecuencia, la muerte. Su prevención será el factor más importante que debemos tener siempre en mente. Es especialmente importante tenerlo previsto en los días de mayor calor, pero también, aunque haga menos temperatura, al realizar ejercicio intenso o encontrarse el perro encerrado en un automóvil, una de las situaciones por desgracia más frecuentes.
¿Qué es el golpe de calor?
Se puede definir el golpe de calor como el fallo de los sistemas de termorregulación en determinadas situaciones límite, que conduce a una elevación de la temperatura corporal de varios grados (> 41ºC), con desenlace fatal en muchos casos (uno de cada tres). La eliminación de calor en el perro se realiza por evaporación mediante el jadeo y por convección, mediante la vasodilatación cutánea, que representan un sistema poco eficaz en comparación a la sudoración y a la pérdida de calor a través de la piel, como sucede en el caso de las personas. Tienen gran importancia las diferencias raciales (son más sensibles en general las razas braquicéfalas, chatas, pues al tener una respiración más dificultosa, se reduce la eliminación de calor), los problemas médicos preexistentes (principalmente los cardio-respiratorios) o la obesidad, la excitabilidad del animal o incluso su edad, siendo más sensibles los cachorros y los perros viejos, también son factores de riesgo la humedad ambiental elevada (que dificulta la evaporación) y la realización de ejercicio. Otro aspecto también muy importante a tener en cuenta es la elevada temperatura que se produce en el interior de un coche (>60º) al sol, en poco tiempo. Debemos tener especial cuidado para evitarlo no confiando en ventanillas abiertas, en medias sombras o en periodos de tiempo que suponemos serán cortos (pues siempre nos entretenemos más de lo que pensábamos).
¿Cómo podemos detectarlo?
Si tenemos falta de precaución o la mala suerte de que aun a pesar de nuestros cuidados el perro manifiesta una gran debilidad muscular, temblores, estado de shock, con jadeo y excitación, taquicardia, conjuntiva de los ojos y mucosa de la boca de color rojo muy fuerte, color ladrillo, babeo con saliva muy espesa, en ocasiones vómitos y/o diarrea, o incluso pérdida del conocimiento, además de tener una temperatura muy elevada, son síntomas inequívocos de un golpe de calor. El perro puede sufrir daños mayores tales como hemorragias digestivas, insuficiencia renal o hepática, daño cerebral, e incluso fallo multiorgánico, que conduce inexorablemente a la muerte. Es imprescindible que aprendamos a detectar los primeros signos, para poner remedio lo antes posible.
¿Qué hacer ante un golpe de calor?
Como medidas urgentes, previas a la atención veterinaria, deberemos intentar bajar su temperatura con agua no muy fría (20ºC), evitando los cubitos de hielo, darle de beber si está consciente y en condiciones de hacerlo, colocarlo a la sombra y asegurarnos de que pueda respirar aire fresco; para llevarlo posteriormente con urgencia a un veterinario, en donde en función de la gravedad le pondrán medicación para evitar el estado de shock, le colocarán un catéter con suero intravenoso, realizarán un análisis de sangre e incluso, si es preciso, le administrarán oxígeno. La atención debe ser de la máxima urgencia, especialmente si el perro está con un bajo nivel de consciencia, incapaz de tenerse en pie o de beber por sí solo.
¿Cómo podemos evitarlo?
Sin lugar a dudas nuestra máxima preocupación debe ser prevenir que aparezca la hipertermia, incluso de forma leve; o al menos detectarlo en sus fases más incipientes. En el hogar debemos dejar al perro descansar en las zonas más frescas, se pueden colocar toallas húmedas en las que pueda tumbarse, o si tenemos jardín, mojarle con la manguera en las horas de mayor calor. Como medidas preventivas deberíamos pasear (o salir a la montaña) exclusivamente a horas muy tempranas en las que el calor no apriete, llevar suficiente agua, además de para nosotros, para el perro, y dándole de beber con frecuencia. Si tiene un pelo largo y/o espeso, el corte de pelo puede ser una alternativa, al facilitar la eliminación del calor por radiación, pero sin dejarlo excesivamente corto. En el caso de los viajes debemos asegurarnos de que el aire acondicionado del vehículo llegue al lugar en donde el perro viaje, especialmente si lo hace en la parte posterior y/o en un transportín. Evitar dejar el perro en el coche, salvo en situaciones muy excepcionales, en las que nos aseguremos una buena sombra que no desaparecerá al desplazarse el sol, dejando las ventanillas un poco abiertas para hacer algo de corriente e incluso dejando al perro un buen bebedero con agua.
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